Soy como un poeta envuelto en acero
que no escribo en el idioma propio de mi tierra
y sólo escucho los cantos que trae la fiesta
cuando el vino corre garganta abajo.
Soy un soñador solitario y deprimido
con apariencia incierta de una noche sin estrellas
que camina errante y sin destino
por una melodía, extraviada y hecha añicos.
Soy un hombre atezado y de cuerpo flaco
que vive calladas aventuras y serios peligros;
a veces inocente, a veces falso,
en algún momento sincero y en otros cínico.
Soy peregrino por el sendero de tu cuerpo,
caminante fiel, hasta llegar a tu encuentro
para esparcir mi semilla en tu huerto
y recoger el fruto del amor nuestro.
Soy un simple hombre, pobre y débil;
tú ya sabes lo que esto significa:
“ser el vencedor que espera la felicidad
y deja volar los sueños para poder vivir”.
Sé que el tiempo es asesino de la vida
que espera impaciente para hacerla cautiva
y envejece los sueños, día tras día
para hacerme creer que al final ya no es mía.
Sé también que es duro el camino,
primero, hacia abajo me lleva hasta el río;
luego asciende, pesado, a la montaña y el frío
para entregar allí el último suspiro.
Oscura es mi vida, como será mi tumba
y aunque suspire con fuerza bajo la luz de la luna
sé que hay un espacio desierto, a modo de cuna
para este cuerpo que en vida no tuvo fortuna.
Con el viento del norte - Francisco Gutiérrez 1992
1 comentario:
Un saludo desde Vigo.
Carlos Castro.
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